martes, 6 de mayo de 2014

Tras la pista de los templarios. La encomienda de Faro


 Hasta ahora os he contado cómo fue el paso de los caballeros templarios por el reino de Galicia, sus encomiendas y posesiones y los personajes más destacados de la sociedad gallega que tuvieron relación con esta orden religioso-militar. Ha llegado el momento de relatar qué es lo que queda hoy en día de la Orden del Temple en la comunidad autónoma gallega.
A lo largo del último mes y medio, siguiendo las pistas e indicaciones que escritores e historiadores- como Carlos Pereira Martínez, Xavier Musquera o Gonzalo Martínez Díez- han ido recabando en sus investigaciones, he recorrido los principales rincones de Galicia dónde se conoce, se intuye o se rumorea que estuvieron los caballeros templarios hace ocho siglos. Empezaremos por la bailía de Faro, considerada como la más importante dentro de la estructura templaria del reino leonés. 
Como os relataba en post anteriores, la bailía de Faro, plenamente constituida ya en el año 1200, tenía su núcleo central en lo que hoy son las actuales villas de O Burgo y O Temple. En el caso de la última localidad, la propia toponimia ya nos una pista más que nítida.
Siendo tal la relevancia de este lugar, era una parada obligada en mi recorrido tras las pisadas que reflejan la estancia de la Orden del Temple en Galicia. El aspecto de O Burgo y O Temple en poco recuerda hoy en día al de dos aldeas medievales, pero con un poco de imaginación todo es posible. Hay dos puntos de atención clave en la zona: la iglesia de Santa María do Temple y el llamado Puente de los templarios sobre la ría de O Burgo, que comunica las dos parroquias. Dos elementos que, ocho siglos atrás, incluían un tercero: la fortaleza de O Burgo, hoy desaparecida. Si uno borra de su mente, durante unos instantes, los coches, edificios y demás elementos modernos, verá ante sus ojos el prototipo de un burgo medieval: calles empedradas, artesanos y mercaderes ambulantes de los diferentes gremios, viajeros y peregrinos y, en este caso, también caballeros templarios. Todo ese ambiente de los siglos XII y XIII regresa a la ciudad en el mes de julio cuando se celebra el Mercado Templario, una feria que rememora el paso de la Orden del Temple por el concejo de Culleredo.
Las huellas templarias en este lugar se pueden observar principalmente en la toponimia, plasmada en diferentes carteles y señales. Santa Maria do Temple y el Puente de los Templarios son las principales, pero a lo largo de mi paseo por ambas villas me encuentro otras como la “Rúa Temple”, justo delante de la iglesia.
Al cruzar el puente medieval, de considerado origen romano y reconstruido en el siglo XII, me encuentro con dos escudos grabados en piedra: el de Culleredo y el de Cambre, ambos unidos por la vetusta pasarela. Llamó mi atención que uno de los elementos que conforman el primer blasón es una cruz paté como las empleadas por el Temple. Otro indicio más de la presencia templaria en el lugar. Al otro lado del puente me encuentro con la ermita de Santa María do Temple, construida en el siglo XII .La imagen que traslada  es la de un templo descuidado y demacrado por el paso del tiempo. El letrero que en un tiempo pasado lucía el nombre de la iglesia hoy en día apenas se puede leer. En sus muros y portadas no se observan cruces paté, ni símbolos que puedan recordarnos a los templarios.
Otra cara muestra la vecina parroquia de Santiago do Burgo, que, al igual que la de Santa María, sigue al pie de la letra los patrones del estilo románico. Más su aspecto es notablemente opuesto. Se puede apreciar una restauración y un lavado de cara reciente, que dejó al descubierto un bello y sencillo templo cuyas primeras piedras se remontan al siglo XI, si bien experimentó una profunda renovación en el siglo XVII. La iglesia originaria bien pudo pertenecer en su momento a los templarios, pero de la construcción original poco se conserva. Lo más característico que mis ojos detectaron fue un grabado sobre una pequeña puerta de madera, a la izquierda de la portada principal. Dentro de un semicírculo se hallaba una figura animal con una cruz sobre el lomo. Más tarde descubrí que se trata del Agnus Dei, un icono de la Cristiandad que, en el mundo del arte, simboliza el martirio de Jesucristo, pero también es una referencia al Apocalipsis. La Orden del Templeadoptó  este signo y muchos Maestres loutilizaron en sus sellos. Sería poco prudente afirmar que este relieve es una inequívoca señal templaria; sin embargo, esta no será la primera vez que me tope con el Agnus Dei en una iglesia vinculada con la Orden del Temple. 

Cambre y la leyenda de la hidria 
A escasos cinco kilómetros de O Temple se encuentra la localidad de Cambre, otro de los enclaves relacionados con la Orden del Temple, dependiente de la bailía de Faro. Lo que permanece hoy en el lugar es la iglesia de Santa María de Cambre, en cuyo interior vamos a encontrar una leyenda muy particular que vincula directamente a Jesucristo y a los caballeros templarios. 
La ermita de Santa María se encuentra en el centro de la ciudad coruñesa, rodeada de zonas verdes. De estilo románico, pero con una ornamentación más rica que la de Santa María do Temple, fue erigida en el siglo XII- 1194 concretamente- como parte de un monasterio del que nada se conserva hoy y la tradición dice que la construyeron los propios caballeros templarios. La iniciativa de la construcción, según se cuenta, partió de la familia de Traba, de la cual ya he mencionado su vinculación con el Temple.
Tras una atenta mirada entorno a la iglesia, reparo en un elemento de la portada principal que ya me es familiar: un relieve del Agnus Dei tallado dentro de un círculo y acompañado por dos ángeles. Y aún queda un lugar del que hablar donde una talla del Agnus Dei está reconocida como símbolo templario, pero esa historia la contaré más adelante.
Sin duda, lo realmente destacable de Santa María de Cambre se esconde en su interior. Nada más atravesar la puerta de madera, en cuanto la vista se ha acostumbrado a la penumbra, veo a mi izquierda una especie de pila de piedra, con símbolos esculpidos. Se trata de la Hidria de Jerusalén. Se cuenta que es nada menos que una de las hidrias en que Jesucristo obró el milagro de convertir el agua en vino durante las bodas de Caná, tal y como relata la Biblia.
La hidria fue expuesta en un primer momento en la iglesia de Santa María do Temple, más se cuenta que, tras la disolución de la Orden en el siglo XIV, encontró su hogar definitivo en Santa María de Cambre. Pero, ¿cómo llegó la tinaja desde Jerusalén? Existen dos hipótesis acerca de su traslado: Una de ellas afirma que fue el conde Fernando Pérez de Traba quien la trajo de Tierra Santa en uno de sus viajes; la otra, que fueron caballeros templarios los responsables de su llegada a Galicia.  

Aquí finaliza el recorrido tras la pista de los templarios por hoy.  Antes de finalizar, os lanzo algunas preguntas: ¿Qué sabéis de la presencia templaria en las localidades citadas? ¿Conocíais algo sobre la leyenda de la hidria de Caná en Cambre? ¿Qué más cosas sabéis de la presencia templaria en la encomienda de Faro?

Para completar la información del texto nada mejor que un buen complemento visual, aquí os dejo aquí el enlace a la galería con las imágenes más destacadas de mi visita a O Burgo, O Temple y Cambre: https://plus.google.com/photos/106522443584593953240/albums/6010346830855954881?authkey=CLS2jKiEkY3CYQ